Diego Amondaray, CEO y cofundador de Nippy: «Queremos ser el vehículo de inclusión financiera para el migrante y el trabajador independiente»

Nippy Co founder

Medio: Tekios | Ver original En Tekios conversamos con Amondaray sobre la creación de Nippy y de los planes que tiene la startup para convertirse en una vía para mejorar la calidad de vida de los trabajadores independientes, especialmente la de los migrantes venezolanos que hacen parte de la gig economy. Un trayecto en Uber en Buenos Aires, entre los barrios Palermo y Belgrano, a finales de 2018, determinó el presente de Amondaray y la creación de Nippy. Lo afectó profundamente conocer al conductor del automóvil, Luis Sequea, un venezolano que había tenido que migrar a Argentina sin su familia. Amondaray era un abogado laboral a punto de cumplir 40 años antes de ese encuentro, «de estudio jurídico, saco y corbata en tribunales, y pensamiento conservador», recuerda. Exitoso, sí, aunque insatisfecho con el camino que había tomado su vida. «Yo no sabía de qué se trataba la migración venezolana hasta que oí la historia de Luis (Sequea). Él había tenido que abandonar a su hijo y a su esposa, su profesión, para volver a comenzar alejado de sus afectos, a través de una actividad que desconocía y que hace parte de la gig economy. Entendí, entonces, que algo tenía que hacer, aunque todavía no sabía qué», rememora Amondaray. La historia de Sequea hacía visible para este abogado el drama de los venezolanos, al darle rostro, una historia y una identidad a un migrante más dentro de los 4 millones de gig workers que hay en América Latina. Reflexivo, Amondaray llegaba así a comprender que había una oportunidad de emprendimiento, y al mismo tiempo, de alcanzar un propósito para «recomenzar mi vida con algo más de sentido». Nippy se creó meses después como una tienda de empleo para migrantes, pero con el tiempo se transformó en una plataforma workertech que ofrece beneficios, oportunidades y asesoramiento para trabajadores independientes, especialmente para los migrantes venezolanos que viven en el resto de América Latina. La startup fundada por Diego Amondaray y su esposa, Florencia Moroni, fue reconocida hace poco por BID Lab como una de las empresas que hay que seguir dentro del grupo de empresas workertech. La empresa ofrece soluciones B2B y B2C y cuenta con alianzas con las plataformas más importantes de la región que hacen parte de la gig economy, como Rappi, Pedidosya, Uber. Conversamos con Amondaray, desde Córdoba, Argentina, donde están las oficinas centrales de Nippy y desde donde prepara el desembarco en Colombia y México en los próximos 6 meses. FREELANCERS –¿Cómo se transforma un abogado laboral, sin ningún bagaje tecnológico, en el fundador de una startup? -Yo siempre soñé con ser un emprendedor y siempre trabajé para mí mismo, pero fue después de que oí la historia de Luis (Sequea) que decido emprender este viaje. Yo no hubiese podido soportar la misma situación que él estaba atravesando. No me imagino abandonando a mi hija y a mi esposa. No creo que tenga la entereza para hacerlo. Y es a partir de ese encuentro que me doy cuenta de la existencia de la gig economy, y que había algo que hacer. Tuve que rodearme de gente muy preparada, que tuviera las skills que yo no tengo. Eso es fundamental, sobre todo si uno no viene de ese mundo. Aunque estoy totalmente convencido de que todo lo que me falta por ese lado, lo tengo en calidad humana y en el deseo de que esto siga a donde tiene que llegar. –¿Cómo fue el inicio? -Pronto me di cuenta de que toda esa masa migratoria venezolana venía sobre calificada y con el deseo de volver a comenzar. Entonces, armamos una tienda de empleo, una especie de consultora de recursos humanos, para conectar al migrante venezolano con oportunidades de trabajo en Argentina, Chile y Uruguay. En Chile hay medio millón de venezolanos; en Argentina más de 250.000; y en Uruguay más de 10.000. Al final, dejé mi profesión por este proyecto que en aquel momento no era nada claro. –¿Y cómo se transforma la tienda de empleo en lo que Nippy es hoy? -Después de llegar de un viaje por Chile entendí que no era escalable porque la empleabilidad estaba en detrimento. Ni hablar después con la pandemia. Entonces, decidimos dedicarnos al trabajo independiente. Pero en enero de 2020, dos meses antes de la pandemia, por una nota en una revista, fuimos convocados por Glovo de Latinoamérica, Centroamérica y Europa, entendiendo que mucha de la masa migrante, que era nuestro nicho, era parte de la gig economy. Glovo nos enseñó que había una oportunidad muy grande en la creación de Nippy for delivery. Glovo entendió, además, que nosotros podíamos ser el vehículo legal para que ellos pudieran seguir operando y generando beneficios para su masa de riders, sin estar involucrados de forma directa. Pero cuando estábamos por cerrar con ellos el proyecto donde iba a nacer Nippy, con un aporte de capital interesante, dos días después se venden todas las operaciones para Latinoamérica de Glovo. Quedamos absolutamente sin nada, aunque entendimos que Nippy tenía que cumplir una tarea para el futuro de la migración y el futuro del trabajo independiente. -¿De qué se trata esa tarea? -Nosotros podemos ser el nexo para que los trabajadores independientes, más de 70 millones de personas en todo el mundo, puedan tener acceso a beneficios que las apps no les pueden dar de forma directa. Así creamos a Nippy for delivery. Lanzamos la primer versión de la app y empezamos a traccionar desde cero. Luis Sequea, aquel conductor del Uber, fue el primer nipper (usuarios de Nippy), y como trabajador independiente pudo reencontrarse con su hijo y su esposa. Hoy viven juntos en Argentina. –¿No crees que esto es coyuntural, que el empleo volverá a la normalidad después de los efectos económicos de la pandemia? -Nippy aborda el segmento gig worker que en América Latina representa el 2% de la población empleada, que es más de 4 millones de personas, los que generan hasta tres o cuatro veces el salario mínimo vital y móvil. Estos no tienen un contrato de trabajo, es decir,

Nippy, una app pensada para aquellos en los que nadie piensa

CABA, Palermo, Nippy Center

Medio: Ser Argentino | Ver original Los trabajadores informales se multiplican por todos lados, a medida que proliferan las apps de delivery y de transporte urbano. Nippy es una plataforma que les permite acceder a ciertos beneficios, entre los que se encuentra la posibilidad de alquilar un auto y trabajar para Uber. El trabajo informal es uno de los grandes problemas con los que nos hemos enfrentado siempre. Si bien la población local también lo atraviesa, actualmente existe una gran cantidad de inmigrantes de otros países sudamericanos que son frecuentemente empleados como mano de obra barata, sin papeles, contratos ni nada que los proteja. Con la irrupción de las apps de delivery y de transporte urbano, muchos de ellos encontraron allí una fuente de trabajo recurrente, aunque nunca segura. En nuestro país, hay más de 200 mil personas que trabajan dentro de plataformas como Didi, Beat, Cabify y Uber, que facturan millones sin que los trabajadores tengan beneficio alguno. Esta circunstancia, ya conocida por todos, es la que impulsó a Diego Amondaray a buscar una manera de ayudar a los trabajadores independientes a llevar adelante su actividad laboral. Su disparador fue, precisamente, un viaje en Uber y una conversación con el conductor –un inmigrante venezolano que había dejado a su familia atrás para venir a la Argentina a trabajar– que lo conmovió. En el lapso de tres meses, ya había dejado su trabajo para dedicarse de lleno a desarrollar esta nueva idea. Fue así como nació Nippy, una plataforma que ofrece servicios a esta población, con foco en los inmigrantes. Maximiliano Erhardt y Florencia Moroni se unieron a este proyecto que busca mejorar la calidad de vida de estas personas a través de la economía de plataformas. Es decir, accediendo a beneficios a los que normalmente no tienen acceso por no trabajar en relación de dependencia. Entre los beneficios a los que pueden acceder los usuarios de la plataforma, está la posibilidad de alquilar un auto, una moto o una bicicleta para trabajar. También es posible acceder a un 50% de descuento en planes de telefonía, a cuentas bancarias gratuitas y a asesoramiento legal y migratorio. Alquilar un auto, pero para trabajar Nippy ya cuenta con más de 3000 usuarios activos y está cerrando convenios con algunas de las empresas que más trabajan con este tipo de mano de obra, como Beat, Pedidos Ya y Rappi, entre otras. Recientemente, acordó con Uber poner a disposición de los potenciales “socios conductores” unos 1800 autos que estos pueden alquilar –por día o por semana– para utilizarlos como herramientas de trabajo. A partir del mes de noviembre, un conductor de Uber podrá alquilar un vehículo desde la aplicación de Nippy y ponerlo a trabajar. Los únicos requisitos que se piden son que sea monotributista y que cuente con licencia para conducir, aunque no tenga auto. La garantía que se le pide es la de otro usuario que trabaje desde una plataforma. Si no la tiene, también puede pagar esa garantía con las ganancias del alquiler de una semana de trabajo. Nippy fue elegida entre las 100 mejores startups a nivel mundial. Fue seleccionada por la Red Global de Emprendedores –entre más de 1700 emprendimientos de 200 países– para representar a la Argentina en la competencia mundial de emprendedores (EWC) que está próxima a desarrollarse en Arabia Saudita. Para el futuro Nippy tiene proyectado seguir creciendo. ¿Cómo? Expandiéndose por el mundo. Durante los próximos seis meses, el primer destino será en México, para luego seguir desembarcando en otros países. La tecnología a favor de los que más lo necesitan. Para variar un poco.